La innovación como factor de competitividad en Latinoamérica

Overview of Buenos Aires' 9 de Julio Avenue with the Obelisk in the background, October 19, 2011. Buenos Aires is a classed as a megacity, those with a population of over 10 million people. The United Nations' Department of Economic and Social Affairs said in a March 2010 report that by 2025, there will be 29 megacities globally, from 21 two years ago, with the majority in developing countries. The world's population will reach seven billion on 31 October 2011.    Picture taken October 19.    REUTERS/Enrique Marcarian (ARGENTINA - Tags: CITYSPACE) - RTR2T7LE

Buenos Aires Image: REUTERS/Enrique Marcarian

Daniel Gómez Gaviria
Jefe de Competitiveness Research, Foro Económico Mundial
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El nuevo índice de Competitividad Global, aun en discusión con expertos, busca reflejar los factores de conectividad, diversidad, creatividad necesarios para la innovación.

El fin del boom de precios de bienes básicos, con la fuerte caída de precios de petróleo, minerales, y en menor medida bienes agrícolas, puso en evidencia la vulnerabilidad de muchas economías latinoamericanas a choques externos (ver gráfico 1). Al caer los precios de sus principales productos de exportación, el valor de las exportaciones en la región cayó, aumentando déficits comerciales que a su vez aumentaron los déficits de cuenta corriente. La caída de precios de bienes de exportación también redujo los ingresos fiscales poniendo presión sobre el gasto público y la capacidad de financiar gasto social e inversión en bienes públicos.

En los países de la región con regímenes de cambio flexibles, las monedas se depreciaron con respecto al dólar. Muchos macroeconomistas sugirieron que el efecto del estabilizador automático sería el de impulsar las exportaciones no-minero energéticas y así cerrar las brechas en las cuentas externas. Sin embargo, los desbalances mostraron una persistencia inesperada. Lejos de logra aumentar las exportaciones no minero-energéticas, la región vio sus exportaciones manufactureras caer dada la desaceleración del comercio global.

La coyuntura de 2014-2016, con varios de los países de la región cayendo en recesión y crecimientos mediocres en todos los casos, puso de relieve la necesidad de diversificar canastas exportadoras en la región y la insuficiencia de la tasa de cambio como herramienta para estimular el sector productivo. Las barreras para aumentar exportaciones no-minero energéticas estaban más bien del lado de la oferta, y en particular, en la baja productividad. Comparado con Asia, por ejemplo, Latinoamérica ha visto su productividad relativa a Estados Unidos caer de niveles cercanos a 80% de la productividad estadounidense en los 70 a niveles cercanos al 50% (Gráfico 2).

Explicaciones de la baja productividad

El Índice de Competitividad Global del Foro Económico Mundial monitorea todos los factores e instituciones del lado de la oferta que determinan el nivel de productividad y que pueden ayudar a explicar la dificultad de generación de nueva oferta exportable aún bajo condiciones favorables de demanda y de tasa de cambio. El Gráfico 3, tomado del Informe Global de Competitividad 2016-2017, muestra los resultados de la región en cada uno de los pilares del índice. Muestra tanto la dispersión entre países de la región como los rezagos promedio en comparación con el líder mundial.

El papel de la innovación

Al hacer un análisis de los diferentes pilares del índice, encontramos que el área donde hay mayor rezago es en innovación. Comparado con el líder mundial, Suiza con puntaje de 5.8, Latinoamérica en promedio tiene un puntaje de 3.57. Otras áreas estrechamente relacionadas y complementarias a la innovación, como la preparación tecnológica y la sofisticación de negocios, también presentan grandes brechas tanto en relación con el líder mundial como con el promedio de la OCDE (ver Gráfico 3).

El Índice de Competitividad, además de ser una herramienta de referencia, monitoreo y seguimiento de una amplia variedad de factores que determinan la productividad, permite explorar áreas de priorización. En el caso de Latinoamérica, los rezagos de innovación parecen ser uno de los factores que más están afectando la productividad y el surgimiento de nuevos sectores, motores de crecimiento y de exportaciones. La diversificación de las economías de la región, jalonada por mejoras en productividad, requiere entonces avanzar en los temas de innovación.

El Índice nos permite analizar en aun más detalle los determinantes de la innovación por país. El pilar de innovación incluye indicadores de la capacidad empresarial para innovar, la calidad de las instituciones de investigación científica, el gasto en I&D, la colaboración academia-industria, la contribución de las compras públicas, la disponibilidad de científicos e ingenieros, la aplicación a patentes, y la protección de la propiedad intelectual. Cada uno de estos indicadores ha sido identificado en la literatura académica y en casos de estudio como factores que explican resultados de innovación a nivel de país. El Gráfico 5 muestra las brechas en cada uno de estos factores para la región comparado con la OCDE y con el país mejor rankeado a nivel mundial en cada concepto.

Los resultados para 2016-2017 muestran cómo el mayor rezago está en el número de aplicaciones de patentes, seguido del gasto privado en I&D y el rol de la contratación pública en el impulso de sectores tecnológicos. Los siguientes dos factores determinantes de la innovación donde hay un rezago importante con relación al líder mundial son la colaboración empresa-academia y la protección de propiedad intelectual.

Nuevas formas de pensar la innovación

El pilar de innovación medido en el Índice Global de Competitividad responde a una concepción de la innovación desde la perspectiva de la importancia de la I&D en la producción de propiedad intelectual que luego es materializada en nuevos productos comerciales. Cada una de las medidas incluidas en el pilar responde a la lógica de una función de producción, siguiendo un proceso bastante lineal desde la unidad de I&D de la empresa o del laboratorio, pasando por la aplicación a la patente, y finalizando en un nuevo producto. El nuevo índice de competitividad del Foro Económico Mundial, delineado en los informes de 2015-2016 y 2016-2017, conserva estos aspectos de la innovación pero agrega muchas nuevas ideas alrededor de la importancia de ecosistemas de innovación. Factores como la diversidad, la confrontación permanente de ideas, la posibilidad de enriquecer ideas a través de permanente interacción que sucede no sólo en universidades y unidades de investigación sino en todas las divisiones de la empresa y en la sociedad en general, cobran importancia.

Latinoamérica ha avanzado en la gestación de ecosistemas de innovación, donde se facilitan los espacios donde se da el tipo de interacción entre actores diversos del sistema–incluyendo academia, empresas, emprendedores, inversionistas—que resulta en flujo de ideas conducente a innovación. El nuevo índice, aun en discusión con expertos, busca reflejar los factores de conectividad, diversidad, creatividad necesarios para la innovación.

Cerrar la brecha de innovación entre la región y economías avanzadas contribuirá al descubrimiento de nuevos sectores de exportación, que contribuyan a reducir vulnerabilidades y a jalonar el crecimiento. Sin embargo, cabe destacar que aun cuando este es el pilar más débil, persisten aun brechas importantes en todos los demás pilares del Índice. Si bien el Índice no nos dice como contribuye cada pilar individualmente a la mejora de la productividad, y solo nos da algunas herramientas para priorizar, el modelo si nos indica que todos estos factores son complementarios. La única manera de resolver a largo plazo los escollos que enfrenta la productividad, es logrando avanzar en todos los pilares propuestos, investigando la fuerza de la complementariedad entre ellos y afinando estrategias público-privadas en el contexto de agendas comprehensivas de competitividad, donde la innovación, jugará un rol cada vez más significativo.

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