Education and Skills

Qué es la "crianza helicóptero" y cómo puede afectar al desarrollo emocional de sus hijos e hijas

A nine-year-old girl who spent more than three months in a temporary shelter in Tokyo is pictured at her psychotherapist's office in Tokyo, Japan March 17, 2017.

Image: REUTERS/Toru Hanai

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Educación y habilidades

Algunos hemos sentido de niños y niñas que nuestras madres de alguna manera podían leer nuestra mente, estar en dos sitios a la vez e incluso anticipar el futuro.

Pero si bien la mayoría de las madres (y no pocos padres) de verdad tienen poderes sobrenaturales, a veces pueden pasarse de la raya...

La idea de "crianza helicóptero" describe un estilo de educar a los hijos en el que los padres tienen un comportamiento sobreprotector y demasiado controlador con los niños.

El problema es que ese estilo de educación puede afectar al desarrollo emocional de los niños y niñas.

¿Algún impacto a largo plazo?

La expresión es una traducción del inglés, helicopter parenting, que sugiere que los padres están constantemente sobrevolando al niño, limitando su libertad de movimiento o de actuación.

Definir qué constituye o no una crianza sobreprotectora es una cuestión tremendamente subjetiva, pero un grupo de investigadores trató de aproximarse al fenómeno desde la ciencia.

Un estudio reciente de las universidades de Minnesota y de Carolina del Norte, en Estados Unidos, y de Zurich, en Suiza, concluyó que la "crianza helicóptero" está asociada a problemas de comportamiento infantil.

La investigación analizó el caso de 422 niños y niñas de Estados Unidos a lo largo de 8 años, y sus resultados fueron publicados en la revista especializada Developmental Psychology.

Lo que el equipo investigador quería saber es si el control parental a los 2 años estaba ligado a la capacidad infantil para controlar sus emociones a los 5, y a problemas escolares a los 10.

Para ello los académicos buscaron madres de niños y niñas de 2 años que quisieran participar voluntariamente en el estudio.

Después las grabaron en video jugando con sus hijos e hijas con distintos juguetes durante 4 minutos, seguidos de otros dos minutos más mientras recogían todo.

Los investigadores les dijeron a las madres que jugaran con sus hijos/as como lo harían en casa. Luego puntuaron las interacciones entre ellos en base a signos de sobreprotección, definida como "momentos en los que el padre o la madre es demasiado estricto o exigente dado el comportamiento del/a niño/a".

Después los niños y niñas volvieron a ser evaluados a los 5 años con varios experimentos que valoraban sus respuestas emocionales en distintas situaciones.

Y nuevamente a los 10 años: los investigadores le pidieron a los profesores que rellenaran unos cuestionarios sobre el comportamiento de los niños y niñas, sus esfuerzos académicos y sus habilidades sociales, y los niños/as hicieron sus propia evaluación sobre sus problemas emocionales y escolares.

Los resultados mostraron que los y las niñas de 2 años cuyas madres eran demasiado controladoras, de acuerdo a lo observado en los videos iniciales, tenían menos probabilidades de controlar bien sus emociones e impulsos a los 5, y más probabilidades de tener problemas emocionales y dificultades académicas a los 10.

Los investigadores dicen que puede ser importante que en la infancia temprana se prueben cosas nuevas y resuelvan problemas por sí mismos y mismas, sin que los progenitores interfieran para decirles qué hacer.

Según los autores del estudio, darles tiempo para que discurran solos podría favorecer el desarrollo de capacidades necesarias para el control de las emociones y los impulsos.

Pero si bien este estudio puede ser bueno para ilustrar un patrón a largo plazo, es limitado en los factores que analiza y por tanto no puede establecer un efecto causal entre los comportamientos observados.

Especialmente en un proceso tan complejo como es el desarrollo infantil, en el que muchos otros factores no considerados pueden jugar una importancia clave: por ejemplo, el ambiente familiar, la rutina y la interacción con otros adultos cuidadores, como los padres.

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